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La obra escultórica de Águeda Lozano


Tensión y desgarramiento son las dos fuerzas antagónicas que, desde siempre, han determinado el arte de Águeda Lozano. Y de forma tan penetrante que no es necesario buscar la firma para identificar una pintura o escultura de esta artista.

Su escultura, en particular, testimonia una verdadera obsesión ontológica por el desgarramiento, consecuencia obligada de la sujeción a la que están sometidos los materiales seleccionados, en especial el acero inoxidable.

Nos podemos imaginar entonces la fuerza interior de la artista, como si estuviera desgarrando, con sus propias manos, la dura lamina de acero, para después dejarla al libre juego y la dinámica que, así, ha engendrado el metal.

¿No será mística esta dinámica? Si no, ¿por qué las esculturas de Águeda Lozano dan la impresión de ser grandes aves planeando muy alto en el aire inmóvil de alguna Sierra Madre desconocida?

 

Château Royal Collioure, 1990